Mi erizo y yo
Muchas veces me comparo con un erizo. Esa protección exterior llena de púas, es lo que lo que yo utilizo muchas veces como protección y defensa cuando el miedo no me deja ver claramente lo que ocurre a mi alrededor.
Mis púas están formadas de orgullo, prepotencia, seducción, altanería egocentrismo y algo de narcisismo. Las personas de mi alrededor, debido a ello, muchas veces no se atreven a acercarse y, entonces busco y busco a quién me acerco yo para salir del atolladero, eso sí, ha de ser alguien a quien pueda ayudar y dar consejos y así sentirme útil.
Si me siento muy, muy acorralada intento esconder mis defensas y, desde la mayor humildad rectificar mi mundo exterior.
Mi interior es suave, cariñoso y empático, ¡ah!, y juerguista, aunque solo lo muestro a los más cercanos y con dificultad, ya que si el mundo ve ese interior quizás ya no podré dirigir sus vidas.
He perdido muchas ocasiones buenas, en lo personal y laboral, al utilizar mis bonitas púas externas, sin ellas sentía que mi valor personal era nulo, por ello debía mostrar mi fuerza, capacidades y valores de acuerdo a lo que mi entorno necesitaba.
Cuanto esfuerzo inútil y que cansancio a nivel mental, físico e intelectual.
Mi superwoman ha crecido, ha aprendido a utilizar sus púas y sus secretos internos con la suavidad necesaria para sentirse bien consigo misma y com las personas que la rodean.
La paz interior, el ser buena perdedora y el relacionarme desde mi Verdad, ha sido un gran cambio.
No dejo de tener conversaciones con mis púas y mis secretos internos, ya que alguna vez el antiguo chip aún me traiciona y entran en conflicto.
Gracias a estas buenas conversaciones internas, en las que llego a un acuerdo entre dichas partes, voy conociendo mis partes ocultas y las incorporo a mi vida, eso me lleva a estar más feliz ya que mis relaciones y mi comunicación intra e inter personales es mucho más verdadera sin trampas ni engaños.
Isa